El Principado de Asturias cuenta con numerosos yacimientos arqueológicos repartidos a lo largo de toda su geografía. Las sucesivas etapas históricas han dejado su impronta en el territorio desde los lejanos tiempos paleolíticos, tanto en sus fases más antiguas, como el yacimiento al aire libre de Cabo Busto o los restos neandertales de la cueva del Sidrón, como en las cuevas y abrigos del Paleolítico superior, cuyo legado más emblemático son los extraordinarios y abundantes ejemplos de arte parietal. De los milenios finales y posteriores al Paleolítico, avanzando hacia el fin de las sociedades exclusivamente cazadoras-recolectoras, Asturias cuenta con yacimientos Azilienses, como la cueva de Los Azules, y Asturienses, muy bien representados en los concheros de la zona oriental de la región.

La Prehistoria reciente, marcada por la implantación de las sociedades agrícolas y ganaderas y el desarrollo de las edades metalúrgicas del Cobre y del Bronce, está representada por el mundo simbólico de los numerosos dólmenes, entre los que destaca el de Santa Cruz, y los grabados y pinturas realizados sobre la excepcional roca de Peña Tú.

Durante la Edad del Hierro se va configurando la cultura castreña, caracterizada por la presencia de poblados fortificados, de la que Asturias tiene catalogados más de trescientos yacimientos. Con ellos, la Prehistoria regional se conduce hacia la Antigüedad y la romanización del territorio.

La arqueología de la Edad Media se plasma en la excepcional arquitectura de la monarquía asturiana, en torres, fortificaciones, iglesias, monasterios y significativos ejemplos tanto de estructuras urbanas como de aldeas rurales medievales.