Descubierta en 1968 por un grupo de jóvenes espeleólogos, se localiza en el macizo de Ardines (Ribadesella), en la desembocadura del río Sella. Es una única galería de 700 m de longitud, en cuyo recorrido se distribuyen varias salas secundarias, muchas de ellas decoradas. La entrada prehistórica, actualmente cegada por un derrumbe ocurrido con posterioridad a la ocupación paleolítica, se localizaba en la parte suroccidental del macizo, sobre el curso del río San Miguel, responsable de la formación de su extensa red de galerías. La entrada actual, emplazada en el extremo opuesto al de la entrada prehistórica, se realiza a través de un túnel artificial abierto en 1970 para facilitar el acceso a las visitas turísticas.

Las investigaciones arqueológicas realizadas en la cueva remiten a una ocupación intensa a finales del Paleolítico superior, en el periodo magdaleniense, y han permitido la documentación de una importante colección de piezas de arte mobiliar, que se muestra en el Museo Arqueológico de Asturias.

A lo largo de toda la cueva se conservan evidencias de arte premagdaleniense, en conjuntos como el Camarín de las Vulvas, el Panel de la Mano o la Galería de los Antropomorfos, siendo explorada y decorada incluso en sus zonas más profundas desde los momentos iniciales del Paleolítico superior.

De las zonas decoradas tan solo es visitable el Panel Principal, conjunto que presenta una compleja secuencia diacrónica de grabados y pinturas, en la que se identifican dos fases: una antigua, premagdaleniense, caracterizada por signos en rojo y negro de tipología variada y una escasa figuración animal; y otra más moderna, magdaleniense, que comprende pinturas de animales (bovinos, caballos, renos) y grabados de signos y animales (ciervos y cabras) en los que se reconocen técnicas de trazo simple, trazo múltiple, estriado y raspado. Lo más representativo del conjunto son grandes figuras de caballos y renos pintados, en los que se emplean distintos tonos de color rojo, negro y violeta, combinados con grabados y raspados del contorno. Se trata de uno de los conjuntos cantábricos con mayor complejidad y variedad de recursos técnicos y es uno de los pocos paneles polícromos visitables del arte rupestre europeo.

Tito Bustillo fue incluida en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO en el año 2008, formando parte de la declaración Cueva de Altamira y Arte Rupestre Paleolítico de la Región Cantábrica.

 

Visitas:

  • Abierta del 1 de marzo al 31 de octubre. La cueva permanece cerrada cuatro meses al año por conservación.
  • Cerrado lunes y martes.
  • Atención al público de miércoles a domingo, varios pases diarios con cupo limitado.

 

Observaciones:

  • Imprescindible compra anticipada de entrada.
  • Acceso infantil a partir de 7 años.
  • Se desaconseja la visita a personas con dificultades de visión o movilidad.
  • Se recomienda el uso de ropa de abrigo y calzado adecuado.
  • No se permite el acceso a la cueva con animales.

 

Más información: