Vista de la muralla.
Cabaña de planta rectangular.
Pozo.
Foso.
Reconstrucción de una vivienda castreña de la Edad del Hierro en la Campa Torres.

Se ubica en el cabo Torres, al oeste de Gijón, con una altura máxima de 120 m, en un entorno acantilado sobre fondeaderos naturales, hoy ocupados por la térmica de Aboño y el puerto del Musel. Una pionera excavación realizada en el último tercio del siglo XVIII por el arquitecto Manuel Reguera González a encargo de Gaspar Melchor de Jovellanos, pretendía localizar el punto de procedencia de una lápida conocida desde el siglo XVI en honor del emperador Augusto, y que algunos relacionaron con el monumento de las aras sestianas mencionado por las fuentes clásicas. Estas tempranas excavaciones exhumaron la planta de dos edificaciones, hoy desaparecidas. En 1972 José Manuel González cataloga la Campa Torres como un recinto castreño, que será excavado de manera sistemática desde 1982 hasta 1996.

El castro cuenta con una superficie aproximada de 8 ha y se dispone al final de la alargada península que conforma el cabo, protegido al sur por un foso, un contrafoso y una muralla de módulos. Las excavaciones arqueológicas realizadas tras la muralla y en la explanada interior exhumaron varias estructuras de habitación de planta circular y rectangular, además de varios pozos de agua, confirmando un hábitat prerromano en torno al siglo IV AC. Los restos arqueológicos de época prerromana documentados evidencian una intensa actividad metalúrgica en el castro, y también escasos pero valiosos objetos de origen meridional, reflejo de intercambios comerciales a larga distancia a través de sucesivas intermediaciones.

La ocupación romana de la Campa Torres se producirá ya desde inicios del siglo I DC, y hasta finales del siglo III DC, y supondrá una transformación urbanística del recinto, que introduce en la explanada del cabo viviendas cuadrangulares de varias dependencias con porches de acceso, cubiertas romanas de tégula e ímbrices y pavimentos más cuidados.

Actualmente la Campa Torres es un Parque Arqueológico donde además del propio yacimiento se ubica un museo, aprovechando un antiguo emplazamiento de artillería de costa, siendo además visitable el faro, convertido en sala expositiva y biblioteca.

 

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