Descubierta en 1916 por Cesáreo Cardín, prospector del Conde de la Vega del Sella.

Su recorrido principal transcurre a lo largo de una galería de pequeñas dimensiones cuyo suelo original fue excavado a mediados del siglo XX para facilitar el recorrido a pie de las visitas. Igualmente, la pequeña entrada por la que accedió Cardín en 1916 ha sido agrandada y acondicionada. A ambos lados lados de la galería principal se abren huecos que conducen a pozos y galerías altas, de las cuales solo una, la Sala Grande, contiene manifestaciones rupestres.

La mayor parte de las obras paleolíticas se encuentran en el trayecto principal, a partir de la segunda mitad de su recorrido, y están fundamentalmente pintadas en negro o grabadas. El color rojo se encuentra en pequeños puntos y trazos repartidos a lo largo de la galería y espacios decorados, en un signo en forma de E del tramo final de la cueva y en la Sala Grande, lugar donde se localizan manchas dispersas, un signo difuminado y una posible figura de uro.

Las primeras figuras negras, ciervas y ciervos, aparecen justo en el punto donde la galería se bifurca hacia la Sala Grande. Aunque hoy desaparecida, hubo también en esta encrucijada una figura grabada de caballo. Pero la mayor parte de las representaciones se encuentran en los metros finales del corredor. A izquierda y derecha, en las paredes que delimitan este tramo final, se organizan, en ocasiones en paneles diferenciados, varios caballos, una cabra y numerosos signos complejos, todos grabados. También, las representaciones parciales de un ciervo y una cabra, en color negro. Al fondo, un pequeño divertículo de poca altura acoge el mayor conjunto figurativo de la cueva, formado por distintos temas animales, pintados en negro y/o grabados: caballos, cabra, bisonte y cérvidos (entre estos últimos, un gamo).

Las excavaciones arqueológicas realizadas en la cueva han documentado una ocupación esencialmente solutrense, con indicios también de un magdaleniense inicial, coherente con la mayor parte del arte rupestre. En ellas se encontró también un precioso colgante en forma de ave realizado sobre un diente de oso.

El carácter arcilloso de las paredes del Buxu favoreció la práctica del grabado, aquí abundante y de gran calidad. Además, las reducidas dimensiones de la cueva permiten acercar al visitante a una técnica artística acotada en la mayor parte de las cuevas visitables.

Horarios:

  • Cerrado lunes y martes.
  • Atención telefónica: de miércoles a domingo, de 15:00 a 17:00 h.
  • Acceso infantil a partir de 7 años.
  • Es imprescindible la reserva telefónica previa.
  • Teléfono: 608 175 467
  • No se permite el acceso a la cueva con animales.

Tarifas:

  • General: 3,13 €
  • Reducida: 1,62 € (niños de 7 a 12 años, mayores de 65 años, Familia Numerosa y Carné Joven).
  • Al tratarse de una tasa pública del Principado de Asturias, las entradas deben abonarse en efectivo en la taquilla de la cueva.

 

Observaciones:

  • Acceso infantil a partir de 7 años.
  • Se desaconseja la visita a personas con dificultades de visión o movilidad.
  • Se recomienda el uso de ropa de abrigo y calzado adecuado.
  • No se permite el acceso a la cueva con animales.

 

Acceso:

  • A 2 km de Cangas de Onís en dirección a Panes, por la carretera AS-114, se toma un desvío a la izquierda que nos lleva al pueblo de Cardes, donde se toma un sendero de 1 km que conduce a la cueva de El Buxu.

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