Al igual que Tito Bustillo, La Cuevona forma parte de las cavidades del macizo de Ardines (Ribadesella). Se sitúa en un nivel superior al de Tito Bustillo, no existiendo comunicación entre ambas.

La entrada se encuentra a media ladera del macizo, orientada al noreste, para cuyo acceso se ha acondicionado una escalera de 300 peldaños. La cueva está formada por una corta galería de apenas 60 metros de longitud que conduce a una sala de planta ligeramente circular, con más de 50 metros de altura máxima y un centenar de metros de diámetro. En el techo se abre un hueco que comunica con el exterior y que permite la iluminación natural de este gran espacio interior. Su zona más profunda comunica a través de un estrecho paso con el curso del río San Miguel.

Las primeras noticias publicadas sobre La Cuevona datan de 1869, siendo frecuentemente citada por viajeros, geólogos y naturalistas, debido a su singularidad, belleza y espectacularidad. De ello dan cuenta las descripciones realizadas por el geógrafo Manuel de Foronda y Aguilera o el geólogo e ingeniero de minas Gabriel Puig y Larraz.

Las primeras prospecciones arqueológicas en la cueva son realizadas por Juan de Dios de la Rada y Delgado y Juan Arturo de Malibrán y Autet en 1870, formando parte de una comisión científica que llegó a Asturias para recoger objetos arqueológicos que pudiesen formar parte de la colección del Museo Arqueológico Nacional. Pocos años más tarde el ingeniero Justo del Castillo y Quintana realiza una segunda excavación, que le permite documentar restos de un importante conchero, que relaciona con las ocupaciones prehistóricas de la cueva. Ya a principios del siglo XX será reconocida por Eduardo Hernández-Pacheco y Estevan en 1912, y excavada por él mismo y Paul Wernert en 1915; también por el Conde de la Vega del Sella y Hugo Obermaier en 1916, aludiendo en ambos casos a la existencia de un depósito arqueológico del Magdaleniense inferior.

En 1982 fueron localizados en el exterior de la cueva dos conjuntos de trazos lineales grabados, a los que se asigna una posible cronología paleolítica, relacionándolos con motivos similares que aparecen en otras cuevas del oriente de Asturias como Cueto la Mina, Samoreli o El Covarón. Más recientemente se han documentado algunas manchas y trazos de pintura roja en el interior de la cavidad.

 

Visitas:

  • Abierta de febrero a diciembre.
  • Cerrado lunes y martes. Atención al público de miércoles a domingo.

 

Observaciones:

  • Para acceder a la cueva es necesario subir por un recorrido escalonado de 300 peldaños.
  • Se desaconseja la visita a personas con dificultades de visión o movilidad.
  • Se recomienda el uso de ropa de abrigo y calzado adecuado.
  • No se permite el acceso a la cueva con animales.

 

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