La cueva del Conde o del Fornu y el abrigo de Santo Adriano se encuentran a escasos metros de las orillas del río Trubia, tributario del Nalón, próximos a la carretera AS-228 y a la localidad de Tuñón, en el concejo de Santo Adriano.

El Conde forma parte de los yacimientos clásicos del Paleolítico asturiano. Es en realidad un abrigo calizo con dos entrantes no muy profundos que se van estrechando hacia el fondo. El yacimiento arqueológico presenta acusados problemas estratigráficos debido a las alteraciones provocadas por su uso agropecuario durante décadas. Excavado inicialmente por Vega del Sella en 1915, con posterioridad el arqueólogo L. G. Freeman realiza un sondeo de carácter muy limitado. Más recientemente se han llevado a cabo nuevos estudios arqueológicos a cargo de un equipo multidisciplinar, de donde se obtuvieron varias dataciones radiocarbónicas.  En el yacimiento se detectan niveles de ocupación de cronología musteriense y auriñaciense.

Las representaciones gráficas del Conde se reducen a trazos lineales de grabado profundo, conformando haces de líneas paralelas en disposición vertical u horizontal, que ya fueron vistos y reseñados tanto por Vega del Sella como por Freeman, si bien será Francisco Jordá el primero en valorarlos arqueológicamente, sugiriendo una cronología de edad auriñaciense para los mismos. Javier Fortea propone su relación con el llamado primer horizonte gráfico del Nalón, con un paralelo próximo en los grabados lineales de trazo profundo del abrigo de la Viña.

El cercano abrigo de Santo Adriano fue descubierto en 1994 por el grupo de espeleología Polifemo y contiene un destacado conjunto de figuras grabadas distribuidas en sus dos paredes laterales, expuestas a la luz y dispuestas en función de los accidentes naturales de la pared y de la topografía del abrigo. La figura más representada es la cierva, de acuerdo al estereotipo característico del llamado segundo horizonte gráfico del Nalón, que presenta una gran economía de líneas y una destacada expresividad, patente en otros yacimientos de la misma cuenca fluvial, como la Lluera I, El Molín de Entrefoces, las Mestas II o la Viña. También aparece la cabra y varios bovinos, destacando dos excepcionales representaciones de bisonte.

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